Si vas a empezar a criar ninfas lo primero que debes tener es una pareja, algo obvio, pero para asegurarte de que tienes una hembra y un macho puedes recurrir al sexado de aves a través de pluma o sangre. Muchas hembras ponen huevos sin haber elegido compañero. Estos huevos no serán fértiles, por lo que no eclosionaran y esto llevará a la hembra a poner más. La puesta de huevos descontrolada puede acarrear problemas para la salud de nuestra ninfa (prolapso del oviducto, la peritonitis de huevo, la parálisis del obturador, déficit en vitamina D, etc.). Por esto es importante encontrar una pareja para nuestra hembra y cuidar a nuestras ninfas durante la puesta de huevos.

Ante cualquier problema de salud de este tipo recurra a su veterinario especializado.

Además debes tener en cuenta factores como la edad. Las ninfas alcanzan la madurez a partir del año de vida, la hembra será fértil hasta los 9 años, mientras que el macho lo será hasta los 13, aproximadamente. En ocasiones, cuando ambos son jóvenes, la hembra no incuba sus huevos y puede que no obtengan nidadas satisfactorias hasta los dos años. Para evitar esto podemos emparejar a nuestra hembra con un macho con experiencia.

Piensa si van a criar en interior o en exterior. Si las ninfas están en exterior es recomendable que hagan la puesta durante las estaciones de buen tiempo (primavera/verano). Si están en interior podrán hacerla en cualquier época. También es importante no sobrecargar a la pareja, no se recomienda hacer más de tres puestas al año, ya que conllevan un gasto de energía y recursos importante.

Las ninfas suelen poner entre 4 y 7 huevos, el período de incubación dura unos 21 días. Una vez eclosionen, los polluelos podrán dejar el nido a partir de los dos meses de vida. Tanto la hembra como el macho se alternan para la incubación, muchas veces pueden incubar los huevos los dos a la vez. Es importante proporcionarles agua para que puedan bañarse y mantengan húmedos los huevos.

Cuidar la alimentación de la pareja es vital. La puesta de huevos consume gran cantidad de calcio, por tanto se recomienda agregar fuentes de este mineral en su dieta. En forma de carbonato cálcico, mediante hueso de jibia (sepia), bloques minerales o caparazón de ostra. Y en alimentos como brócoli, alfalfa, queso o yogur.

También es importante proporcionarles un área reservada exclusivamente para incubar, un nido. Las ninfas no construyen nidos, así que es aconsejable facilitarles un habitáculo y cubrir el suelo con viruta de madera para que puedan anidar en él.

Es de gran ayuda comprobar el estado de los huevos, si son fértiles o no, mirándolos a trasluz y retirar aquellos que no lo sean. Así evitaremos el gasto de energía inútil que conlleva incubar un huevo vacío. Para comprobar los huevos espera a que la pareja deje el nido para comer o estirar las alas, no abras el nido cuando estén incubando. Si nuestra pareja ha puesto muchos huevos fértiles (más de 7) podremos cambiar alguno a otro nido de una pareja que tenga menos, esto reforzará positivamente a la segunda pareja produciendo nidadas posteriores más satisfactorias.

En el caso de que toda la nidada sea infértil puede ser que la hembra haya puesto los huevos antes de que hayan copulado. Retira los huevos y el nido y espera un par de meses hasta asegurarte de que la pareja se ha consolidado y entonces devuelve el nido a su sitio.

Otro contratiempo que podemos encontrar es que, por falta de experiencia, la hembra deje de incubar los huevos antes de su eclosión. Para evitar esto podemos poner un huevo de otra pareja que esté más cerca de abrirse, para que cuando nazca el polluelo motive a la pareja para seguir incubando al resto.

Cuando los polluelos tengan más o menos, 25 días de vida podremos pasar a criarlos de manera manual.

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